miércoles, 19 de marzo de 2014

La Herencia:

Hace poco tiempo, en un restaurante se vio esta escena:


La señora pidió una copiosa comida corrida que si incluía verduras, (sin mencionar que en el menú se ofrecía pollo, cerdo y carne de res) aparte de los dos refrescos que tomó.

Lo rescatable, -obviamente las verduras-, no fueron consumidas por la señora. Sin embargo el guisado, al parecer pollo, fue desaparecido hasta su última mancha con la respectiva tortilla final (la onceava tortilla).

Al haber terminado sus alimentos la señora, y tras el llanto de su hija, sacó de su bolsa un frasco de "comida para bebé" y procedió al acto de alimentarla. Y se lo dio todo.

Después de haber comido ella un plato (malo por cierto, por la falta de enzimas vivas) y su bebé un frasco de comida, la conclusión es que en verdad los padres, abuelos, familiares, no nos heredan enfermedades, lo que nos heredan son los malos hábitos alimenticios.

Será por ignorancia, será por "comodidad", durante un tiempo puede ser moda, pero es alarmante la falta de conciencia alimenticia que existe en nuestros días. Nunca se piensa que es por dolo en contra de los hijos, al contrario, para ellos todo. Por eso es necesario que se procure alimentar a nuestros seres queridos, aunque suene cursi, con Amor, con Dedicación, con Voluntad... Y no creer que una ida a McDonald's a la semana es inocua, que un frasco de comida realmente alimenta o que un supuesto lunch saludable (caldo de lactobacilos, gelatina y una salchicha) es lo ideal para su crecimiento.

A fin de cuentas la única herencia real que se les deja a los hijos no son los valores económicos, que son totalmente ambivalentes, sino la conciencia de que una alimentación bien cuidada dará, a corto plazo, mayores satisfacciones.

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