Cada mañana, las personas que ven
los noticieros de televisión abierta se llevan una gran noticia:
¡TIENEN
ENFERMEDADES, PADECIMIENTOS, MALESTARES!
Sin embargo,
la “bendita” industria farmacéutica
tiene un remedio para todo, y hay un comercial exclusivo que nos lo anuncia;
sean las hemorroides (las del primo), gastritis (hay quien la para),
infecciones vaginales (de las niñas bien), depresión (dalay hermano, dalay),
pie de atleta (talcos, sprays y ungüentos), dolor de cabeza, fatiga crónica
(pastillas y cápsulas para “dar más”), gripa (el té), tos (jarabes), laringitis
(más jarabes), falta de sueño, alergias –no alegrías-, etcétera, etcétera,
etcétera…
Entre el 75
y 90% del
espacio comercial
de los noticieros se destina
a
comunicarnos que necesitamos algo,
lo que sea,
pero algo de la industria
farmacéutica
nos es necesario.
Es una
información que se clava en el inconciente
de la familia completa, que al usar el noticiero como reloj durante el ajetreo
matutino diario, y antes de salir disparados al trabajo, escuela, guardería -o
el destino que sea-, nos llevamos la información de que alguno de
estos padecimientos lo debemos también tener.
La cotidianidad, la familiaridad y la identificación que se logra a través de
los comerciales nos hace creer que como llevamos ese “mismo” ritmo de
vida, por lógica viene acompañada de los
padecimientos anunciados.
Aquí las
imágenes:
-
Señora en camioneta dejando a los hijos en la escuela y
que le estalla de dolor la cabeza.
-
El señor de traje corriendo al trabajo y que necesita
vitaminas, o mínimo un café.
-
El niño o niña que se moja JUGANDO en la lluvia y por la noche la mamá le da su té
porque ya presenta gripa y fiebre.
-
El anciano que intenta cargar algo y le truena la columna.
-
La chica adolescente apenadísima por la infección vaginal que tiene.
Y así, cientos
de bombardeos que mercadológicamente están diseñados para generar esa condición
aspiracional en la gente, que ya sea por estatus, imitación o definitivamente
por la repetición o frecuencia del anuncio, terminamos por generar la empatía
necesaria con la escena y el contexto, logrando así la somatización de la
condición de salud… y el circuito se cierra en la compra del remedio para el
mal.
Otro factor
importante es que este bombardeo se da entre un alto número de noticias
negativas. Asaltos, secuestros, guerra, devaluación, contaminación, accidentes,
fallas políticas y económicas, y sin contar las irrelevantes notas del mundo
del espectáculo y el deporte.
Esto nos hace
sumamente vulnerables, al bajar nuestra resistencia emocional, para identificarnos con los padecimientos tan
anunciados.
¿Y aquí la Trofología qué?
Definitivamente el principio de “Conciencia
Alimenticia” que genera la Trofología es
el primer paso para dejar de identificarnos con estos mensajes. Esta conciencia
nos da alternativas e información contundentes para saber que para todos estos
males hay una razón común que es la mala alimentación (o alimentación
inconciente). La gran mayoría de las alergias, dolores de cabeza, infecciones
y/o baja energía, entre otros más padecimientos son consecuencia de
un cuerpo intoxicado, (y no por drogas,
alcohol o tabaco) simplemente por tanto agente químico en los alimentos
procesados y la ingesta constante de los 5 venenos blancos.
De
ahí las depresiones, cansancio, hemorroides, infecciones, catarros por jugar en
la lluvia, y otro largo etcétera… Recuerda que en un cuerpo alcalinizado y
desintoxicado no hay lugar para hongos, virus ni bacterias, causantes de la gran mayoría de padecimientos
anunciados siempre en el maravilloso horario estelar de nuestra “educativa”
televisión abierta.
Te invitamos a cursar el diplomado en línea de Trofología que
iniciamos este próximo 5 de Mayo, checa nuestros posts con más información.
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